Consulta especializada en Gastroenterologia y Hepatología
Hepatitis
La hepatitis es la inflamación del hígado. La hepatitis puede comenzar y resolverse rápidamente (hepatitis aguda) o puede causar una enfermedad prolongada (hepatitis crónica), la cual en algunos casos pude producir un daño hepático progresivo, llevando a cirrosis (daño y destrucción e la arquitectura del hígado), insuficiencia hepática o incluso cáncer del hígado.
La enfermedad puede ser causada por:
• Infecciones de parásitos, bacterias o virus (como los virus de la hepatitis A, B, C, D, E)
• Alcohol
• Drogas (paracetamol o acetaominofen, etc) o tóxicos hepáticos.
• Células inmunitarias en el cuerpo que atacan el hígado y causan hepatitis (Hepatitis autoinmune, cirrosis biliar primaria, etc.)
• Enfermedades hereditarias metabólicas (Enfermedad de Wilson, Hemocromatosis, deficiencia de alfa 1 antitripsina, etc.)
Otros medicamentos que pueden causar daño al hígado abarcan metildopa (utilizado comúnmente para la hipertensión arterial), isoniazida para la tuberculosis , medicamentos anticonvulsivos (como valproato y fenitoína), clorpromazina, amiodarona (para el ritmo cardíaco irregular) y ciertos antibióticos (incluyendo trimetoprima con sulfametoxazol y eritromicina).
La severidad de la hepatitis depende de muchos factores, incluyendo la causa del daño hepático y cualquier enfermedad subyacente que usted tenga.
La hepatitis A, por ejemplo, generalmente es de corta duración y no conduce a problemas hepáticos crónicos.
Los factores de riesgo más frecuentes que pueden favorecer la aparición de una hepatitis aguda o crónica incluyen:
• Uso de drogas intravenosas
• Sobredosis de paracetamol:
la dosis necesaria para causar daño está cerca de la dosis efectiva, de manera que tenga cuidado de tomarlo de acuerdo con las instrucciones
• Involucrarse en comportamientos sexuales de riesgo, como tener compañeros sexuales múltiples (promiscuidad sexual) y relaciones sexuales sin protección (preservativo)
• Vivir en sitios de encierro (cárceles, asilos de ancianos, centros de rehabilitación, etc)
• Tener un miembro de la familia que recientemente tuvo hepatitis A o un conviviente con hepatitis B • Consumir o abusar del alcohol
• Ser un receptor de un trasplante de órgano antes de 1992
• Tener VIH o SIDA
• Haber recibido una transfusión de sangre antes de 1992 (el examen de sangre para la hepatitis C no estaba disponible)
• Ser un recién nacido de una madre con hepatitis B o C (puede transmitirse durante el parto)
• Ser trabajador de la salud, debido al contacto con sangre
• Hacerse un tatuaje, piercing o acupuntura con elementos que no estén adecuadamente esterilizados o procesados en forma higiénica
Los síntomas de la hepatitis son inespecíficos. Muchas personas con hepatitis crónicas B, C, autoinmunes, etc. no tienen síntomas.
Cuando se presentan síntomas, estos pueden incluir:
• Dolor o distensión abdominal
• Orina oscura y deposiciones de color arcilla o pálidas
• Fatiga crónica
• Prurito (rasquiña) generalizado
• Ictericia (coloración amarillenta de piel y ojos)
• Inapetencia
• Fiebre baja
• Náuseas y vómitos
• Pérdida de peso
Si usted tiene algún factor de riesgo para cualquier tipo de hepatitis, le deben hacer exámenes periódicamente.
Un examen físico puede mostrar una coloración amarillenta de la piel, agrandamiento y sensibilidad del hígado o acumulación de líquido en el abdomen (ascitis).
El médico discutirá con usted los posibles tratamientos, dependiendo de la causa de la enfermedad hepática o de la hepatitis.